Un llamado a la memoria y acción en el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada

Por: Anyely Durán y Juanita Alfonso 

El departamento del Huila se sumó a la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. Desde el emblemático Salón de Ex Gobernadores de la Gobernación del Huila el pasado 30 de agosto, se llevó a cabo el conversatorio “Diálogos y experiencias de búsqueda humanitaria en el Huila”. Este evento, enmarcado en la conmemoración, reflexión, recuerdo y solidaridad, reunió a familiares, activistas, organizaciones de derechos humanos, instituciones y organismos locales e internacionales para reflexionar sobre un tema doloroso que sigue siendo una herida abierta para todo un país. 

La agenda del día estuvo rigurosamente estructurada y fue encabezada por el conversatorio seguido de un performance a cargo de las familias buscadoras, un reconocimiento a las organizaciones sociales partícipes de las búsquedas, un recorrido por la galería fotográfica de memoria y finalmente se hizo la presentación de un mural en la Institución Educativa Nacional Santa Librada. 

Un hombre en frente de edificio

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El conversatorio comenzó con la presentación de la mesa de invitados quienes fueron:

Angela Rivero: Abogada, defensora de derechos humanos y buscadora familiar. Andrea Jimenes Silva: Coordinadora sur de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas. Mauricio Aguirre Macías: Familiar buscador y hermano del desaparecido Juan Carlos Aguirre Macías. Rosa Liliana Ortiz: Psicóloga y coordinadora del Observatorio colombiano de Derechos Humanos. Diana Perdomo: Familiar buscadora y perteneciente a la Corporación Humanitaria Reencuentros. 

A través de las voces de los invitados se guió el evento desde perspectivas vivenciales de las desapariciones que ellos han tenido que vivir en sus familias. El Huila a través de la historia siempre ha sido una región que, como muchas otras en Colombia, ha sufrido los duros golpes de la violencia y las desapariciones forzadas. Se recordó cómo, desde las décadas de 1980 y 1990, el departamento se convirtió en un escenario de enfrentamientos entre grupos armados, dejando tras de sí una montaña de dolor y ausencia. 

Personas sentadas en una mesa

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En Colombia, según el registro de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), con corte en abril del 2024 hay 111.000 personas dadas por desaparecidas debido al conflicto armado y solo en el departamento del Huila se estima que son cerca de 1.141 personas desaparecidas por esta misma razón. 

“Vamos a demostrar que nuestros seres queridos no están olvidados, que nosotros como familiares los tenemos muy presentes y que seguiremos en la lucha por ellos.” argumenta Doña Lina María, integrante de una familia buscadora, quien lleva catorce años buscando a su hermano desaparecido. Su relato, cargado de dolor, pero también de esperanza, puso de manifiesto la lucha incansable de miles de familias que, como ella, siguen buscando respuestas en un sistema que, en muchos casos, ha mostrado indiferencia frente a la coyuntura infinita de las desapariciones forzadas. 

Durante esta conmemoración enmarcada por el conversatorio, se enfatizó en la importancia de la memoria histórica como herramienta de resistencia. Los asistentes subrayaron que la importancia de recordar, visibilizar, no dejar en el pasado, pero sobre todo de darles nombre a estos delitos no solo es un acto de justicia, sino también es una forma de prevenir que estos crímenes se repitan. En este sentido, se destacó el trabajo de las organizaciones locales que, pese a las dificultades, han mantenido viva la memoria de los desaparecidos a través de muchas iniciativas comunitarias.

El conversatorio “Diálogos y experiencias de búsqueda humanitaria en el Huila” no solo fue un espacio para la reflexión y el recuerdo, sino también un llamado para seguir alzando la voz y exigiendo que los desaparecidos no sean relegados al silencio. En un país donde la desaparición forzada ha dejado una profunda huella, la conmemoración del 30 de agosto no puede ser solo una fecha en el calendario, sino una oportunidad para renovar el compromiso con las víctimas y sus familias, para exigir que nunca más se repitan estos crímenes atroces por las familias de los desaparecidos que continúan enfrentando procesos de impunidad y olvido. 

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