TODOS HEMOS ESTADO ATAREADOS CON LAS COSAS DE LA VIDA

Autor:Juan David Caceres

Todos en algún momento hemos estado atareados con las cosas de la vida, como si estuviéramos llegando a casa, con muchas maletas encima, el cansancio del día y un arsenal de pensamientos atiborrando a las ausencias, resistiendo a las trincheras del placer y las alegrías. Pero, de repente, se nos cae un cristal, no uno cualquiera, uno preciado, especial, casi único y en ese breve lapso de tiempo y distancia, sentimos cómo su destrucción es inevitable, por más que evitemos, esfuerzo inútil, no podríamos tomarlo en nuestras manos, ya que esto implicaría soltar el resto de cosas con las que, atareados, vamos por la vida. 

Ese ocuparse de manera incesante de todo, me hace reflexionar y preguntar ¿por qué la gente quiere ser feliz hasta que es feliz y se cansa? Albert Camus en su ensayo sobre El Mito de Sísifo nos habla cómo este héroe griego realizaba el descenso de la montaña tras la roca, luego de que los dioses lo condenarán de por vida a subirla por una pendiente, una y otra vez. En ciertos días lo hacía con dolor, pero en otros con gozo y allí es donde se inserta esta preocupación por la vida y sus decisiones. 

El mismo Camus plantea que hay que imaginar a Sísifo feliz, pues los devenires de la vida que hace que se nos caigan las cosas de las manos, como del corazón y de la mente, son la misma carga de la roca que llevamos a cuestas y que debemos despertar la conciencia desde una seguridad enteramente humana y con esto me refiero a una seguridad completamente frágil, humildemente cambiante, errante y decisiva. Pues ¿quién hubiese sido Sísifo sí no se hubiera atrevido a burlarse de los dioses griegos y llevar el agua a su pueblo Corinto?  Y aunque esto pueda parecer que se cae en la nostalgia, al preguntarse por lo que no sucedió, es un afirmar el presente desde la manera en cómo cada decisión que se toma en nombre de la vida debe estar arraigada en el abandono de las cimas a las que llegamos, con la certeza del descenso, lo que ello implica y nuevamente la subida y al final, ver el atardecer. 

A mí personalmente, me gusta que Camus en la imaginación de su pensamiento vitalista y existencialista vea a un Sísifo feliz y lo comparo con un Sísifo que renuncia a su roca, que toma una más liviana, que se vuelve a burlar de los dioses, que no acepta la condena, que se destierra a sí mismo y vuelve a comenzar de nuevo. Esto me gusta bajo una idea que ha venido dando vueltas en mi cabeza y que ahora trato de organizar en palabras. Sísifo como un dueño y soberano de sí mismo, Sísifo feliz. Y bajo esta idea, retomando la pregunta inicial cuando se caen los cristales y las palabras, retomo un problema de nuestra sociedad: el rendimiento, la eficacia, los resultados. 

Nos encontramos en una encrucijada en donde se ha impuesto una idea que la eficacia de lo que hacemos define un rendimiento sobre lo que somos para interpretar ese resultado constante, diario de nuestra felicidad, del proceso, de lo cotidiano. Entonces la gente se resguarda en el trabajo, en emprender, en obedecer, en olvidarse de sí mismo, por eso ese cristal que se rompió es determinante para que junto a él podamos soltar el resto de cosas que han hecho de las personas y de la sociedad una comunidad de depresivos y fracasados como lo suscita Byung Chul Han en la Sociedad del cansancio.

En ese cristal roto se alberga todo, en ese corazón dolido, en los ojos quebrados, en unas manos temblorosas, en un suspiro hondo y ahogado está el canto a la resistencia, la respuesta que se evita por seguir dando resultados y perseguir un sueño indómito. Pues, la felicidad está en reparar, en conocerse a sí mismo, en aprender que los años, como las personas y las heridas traen sabiduría a la masa que conforma nuestra ignorancia mientras pasa el tiempo y algunas preguntas van respondiéndose y otras simplemente se postergan en este camino de aprender, intentar, fallar, salir derrotado y triunfante también. En este azaroso comprender a la condición humana y que hoy después de tres años, vuelvo a escribir una columna de opinión para los amigos y así ir armando y desarmando conflictos, problemas, certezas, preguntas y cualquier idea que haya que recoger de la mano de los libros, sus personajes y los asuntos que encierran a nuestra realidad. 

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