¿Qué hacemos el fin de semana, en Neiva?


Llega el fin de semana, ese momento en que te acuerdas de que no solo del trabajo vive el hombre, pues el ocio es necesario y revolucionario.  Entonces miras a tu pareja, tus amigos, tus hijos, familia en general y se preguntan ¿Qué hacemos el fin de semana?

Por: Kevinn Bonilla

¿Qué se puede hacer que sea barato o práctico? – Tal vez algo donde no debamos movilizarnos lejos; claro, si al igual que muchos en esta ciudad no poseen carro, o moto, ninguna línea de transporte llega a donde vamos. El taxi de ida y vuelta sale caro. ¿Qué hay dentro de la ciudad?, ¿el centro tal vez? , sería visitar una cafetería, u otro de los muchos “gastrobares” (un concepto todo abierto que se usó para poder abrir negocios durante la pandemia y evitar los imprevistos de la ley, como los miradores) hablando de ellos, ¿vamos a un mirador?, todos están algo lejos y ahora hasta te cobran por entrar a mirar, ¿consumibles?, ya parecen discoteca. 

Justo ese día tienes visitantes lejanos a la capital huilense, y te preguntan: ¿Qué tal un museo o el Jardín Botánico?, ¿no hay partidos este fin de semana?, ¿basquetbol, futbol, patinaje?, ¿algún deporte importante?. Seguramente este visitante es cachaco o paisa. Claramente, no saben las condiciones de abandono que tienen las infraestructuras de nuestros espacios públicos.  

¿Y el Malecón?, tal vez la mítica escultura de La Gaitana o el imponente Mohán nos saque la rutina pesada de cada día por unos minutos, antes de pasear por los percudidos senderos del malecón contaminado por los desperdicios de toda la ciudad, que se pueden sentir más de cerca pagando un precioso viaje en lancha.

¿Algún concierto o muestra de arte?, si claro, hay varias propuestas diferentes de lo que el talento local nos puede dar, lastimosamente en lugares privados como los eventos de las universidades, de los bares de rock, y a veces las discotecas cuando se animan a poner un comediante. — ¡pues vámonos de discoteca! —, ¡ahí está el plan!; obviamente no es familiar, sin contar que la mayoría acá son estrechas, todas juntas y ponen el mismo mix, es como si todos los DJs de la ciudad tuvieran la misma memoria. Fuera de un par de lugares diferentes. Bueno, lo importante es pasarla rico. Aún así, no estaría mal alguna que proponga algo diferente, una disco, viejoteca, tal vez una de baile de salón, tal vez pedimos mucho, pero las discotecas nos hacen salir a las 3 am ebrios para buscar cómo llegar al último barrio de la ciudad. Ya que es imposible ubicarlas en lugares más cercanos, debido a la organización de la ciudad y las dificultades de transporte, al menos podrían tomarse la molestia de presentar mejores propuestas de bailaderos.

 ¿Y con la familia?, bueno, seguramente terminaremos recorriendo nuevamente el centro comercial, uno de los 5 que tiene nuestra pequeña ciudad con aires de metrópolis, viendo una película o volviendo a los adictivos juegos de maquinita, que la verdad es que son entretenidas de jugar con amigos. Terminaremos comiendo algo en Beer, La Granja, tal vez una deliciosa pizza artesanal, para luego volver a casa y ponerse al día con alguna de las muchas series multiplataforma.

Dejando de lado algunas propuestas diferentes de negocios que no profundizaré, parece que ya cubrimos casi todo lo que ofrece la hermosa capital del Huila, especialmente hablando de espacios públicos, claro. Los planes de la clase media, sin carrito, ni mucho en el bolsillo, terminar por comer un helado en el parque más cercano, es una gran alegría en familia, con pareja o amigos. 

Sin embargo, hay un punto entre el disfrutar y conformarnos donde estamos fallando. ¿Cómo es posible que hay: un Jardín Botánico, un Malecón, una estación del tren, dos bibliotecas públicas, tres centros deportivos, tres ríos principales en la ciudad, varios estanques, entre otras infraestructuras públicas que deberían estar en funcionamiento de todos para el desarrollo cívico y ciudadano; pero están en condiciones de total abandono ciudadano y municipal?, no entraré en profundidad sobre porque cada uno de estos lugares han sido robados, descuidados, y privatizados para unos pocos, ¿Por qué no tenemos un Parque Isla?. ¿Por qué el Malecón no tiene una organización más integra de actividades y cuidado?, ¿por qué nuestro Jardín Botánico no tiene calendario de actividades, entre otras cosas?, ¿qué espacios de verdad seguros y recreativos tienen los niños y jóvenes de esta ciudad?

¿No sería lindo disfrutar de paseos en bicicleta por el Malecón, que fuéramos en familia al tan sonado Parque Isla, convivir en un pícnic rodeados por la naturaleza del Jardín Botánico, o volver a entrar al hermoso Teatro Pigoanza a ver películas viejas que ya no compran las plataformas streaming?. Deberíamos poseer los espacios disponibles para visitar en familia y amigos, los eventos culturales que no implican cantantes de vallenato y embriagarse hasta perder la conciencia, las muestras de baile en los parques, los senderos ecológicos del Malecón, del Jardín Botánico. 

El abandono de estos espacios demuestra la calidad de ciudadanos cívicos que hay, ya que su abandono no se reduce a una mangada de políticos corruptos o ineficientes que han hecho todo mal, sino que también es culpa de ciudadanos comunes que no tienen memoria, amor por su ciudad, que desconocen de estos espacios y aun al conocerlos no les importa en qué condiciones están. 

La triste realidad es que, sin una ciudadanía interesada en reconocer y habitar estos espacios, serán abandonados por el estado y quedarán en manos de quienes lo dañan o lo roban.

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