Kata Falla: Liderazgo y cultura opita en cada nota

Por: Anyely Vanessa Durán

 

En el corazón del Huila, una voz se alza con fuerza y ternura, resonando en cada rincón de la comunidad. Esa voz es la de Kata Falla, una mujer cuya vida se ha tejido con hilos de música, espiritualidad y compromiso social. Es una artista cuyo camino se entrelaza con su comunidad, mujer multifacética cuya vida y obra trascienden la simple creación musical. Como cantante, compositora y gestora cultural, ha encontrado en la música un canal de sanación y empoderamiento, no solo para ella, sino para toda una comunidad. A través de su agrupación “Opitas a la Plancha”, Kata ha logrado fusionar su talento artístico con su profundo compromiso social, transformando su experiencia personal en un mensaje de esperanza y solidaridad. “Soy una mujer sencilla, creativa y líder”, se describe Kata con humildad. “Me gusta ayudar, ver lo mejor en los demás y entender lo que ocurre a mi alrededor”. Esa empatía, que ella considera su mayor virtud, le ha permitido construir relaciones auténticas y sólidas en la comunidad, un valor que ha sido fundamental para el trabajo colaborativo que impulsa desde el arte.

Desde pequeña, Kata se vio envuelta en un ambiente musical que la inspiró a explorar su creatividad. Participaba en concursos escolares y eventos que le daban la oportunidad de mostrar su voz. Con una madre cantante y un padre escritor, su familia ha sido un pilar fundamental en su desarrollo artístico. Sin embargo, su camino no ha estado exento de desafíos. Después de enfrentar problemas de salud, incluyendo episodios de depresión, tras un evento profundo y personal que dio un giro definitivo a su vida y a su relación con el arte, Kata encontró en la música un refugio. La composición de “Milagro de Vida”, una canción compuesta después de la pérdida de su hijo marcó un antes y un después en su vida, convirtiéndose en un himno provida a nivel nacional. “Escribí esa canción como un desahogo, como un acto de sanación, pero siento que no fui solo yo quien la escribió, fue una especie de mensaje del espíritu santo”. Esta experiencia no solo la acercó a la espiritualidad, sino que le dio un propósito claro: transmitir su mensaje de amor y resiliencia a través de su voz. 

La conexión de Kata con la música se profundizó durante un retiro espiritual, donde, al dejar fluir sus sentimientos, empezó a escribir letras que, según ella, fueron inspiradas por el Espíritu Santo. Esa experiencia transformadora le permitió redescubrir su propósito: utilizar su voz para enviar mensajes de amor y esperanza. “Siento que hay algo especial en mí”, comparte Kata, “siempre logro ver lo mejor en los demás, algo que es difícil de encontrar hoy en día”.

Opitas a la Plancha 

La idea de “Opitas a la Plancha” nació en el seno de una amistad profunda entre Kata y un grupo de coristas de la iglesia de Campo Nuñez de la ciudad de Neiva. Juntas, decidieron crear un espectáculo que no solo celebrara su talento, sino que también relata historias de amor, dolor y resiliencia. Con una clara influencia de las baladas de los 80 y 90, el grupo ha logrado construir una experiencia multisensorial que fusiona música, teatro, danza y narrativa.” Desde el principio, el grupo no fue solo un proyecto musical, somos amigas y somos una familia”, comenta Kata. 

La primera presentación del grupo musical se organizó en un pequeño restaurante de Neiva, donde la emoción era palpable. Con solo 100 boletas a la venta, nunca imaginaron que un público tan entusiasta respondería de tal manera. Las sillas se llenaron rápidamente y el ambiente se cargó de expectativa. “Cuando comenzamos, nunca pensamos que esto crecería así”, recuerda Kata con una sonrisa. En cuestión de meses, sus conciertos se volvieron un evento esperado, con audiencias que sobrepasaban las 400 personas y finalmente lo que comenzó como un hobby se transformó en un fenómeno cultural en el Huila, donde sus conciertos llenan cada lugar que visitan.

Un espacio de empoderamiento y sororidad

Una de las características que hace de Opitas a la Plancha un grupo especial es la sororidad que une a sus integrantes. “Cada vez que alguna se va, duele, porque lo que hemos creado va mucho más allá de ser una agrupación musical. Nos apoyamos, nos ayudamos entre nosotras. Somos una familia”. Esa unión entre las integrantes de Opitas a la Plancha se refleja en cada presentación. Para Kata, cantar junto a ellas es una experiencia mágica, un momento en el que el escenario se transforma en un espacio de sanación y conexión emocional. 

En cada show, no solo brindan un espectáculo musical, sino también un mensaje de esperanza, fortaleza y unidad a las mujeres que las ven. La mayoría de su público es femenino y Kata sabe que muchas de esas mujeres enfrentan sus propias luchas. “A través de la música ayudamos a sanar y al cantar estamos unidas en una sola voz, sin juzgar y sin dividirnos”. Esta filosofía ha permitido que Opitas a la Plancha se convierta en un espacio seguro para sus miembros y una plataforma que empodera a las mujeres en el ámbito cultural. Kata entiende el arte como una herramienta de transformación social y a través de su trabajo, promueve la igualdad, la empatía y el crecimiento personal y colectivo.

Con una sensibilidad innata, Kata Falla ha logrado que la agrupación sea más que mujeres que se presentan en un escenario. Para ella, Opitas a la Plancha es un símbolo de lo que pueden lograr las mujeres cuando se unen y se apoyan mutuamente. Cada integrante aporta algo único y Kata, como CEO, se encarga de valorar y potencializar esos talentos individuales, creando una sinergia en la que todas encuentran su lugar y su propósito. 

El legado opita y la búsqueda de una nueva generación

El impacto de Kata y “Opitas a la Plancha” en la comunidad va más allá de la música. A través de su arte, han creado un movimiento que fomenta la empatía y el apoyo mutuo entre mujeres. “Cantamos a una sola voz”, explica Kata, “y esa voz es un mensaje de sanación y unidad”. Cada espectáculo es una oportunidad para que las asistentes se sientan vistas y escuchadas, como parte de una comunidad que las respalda y las impulsa a seguir adelante.  El proceso de construir y mantener el grupo ha sido arduo, pero Kata junto con las mujeres poderosas que conforman la agrupación, han sabido navegar los desafíos con gracia y determinación. 

Opitas a la Plancha ha crecido y sigue evolucionando. Kata y sus compañeras están en constante búsqueda de nuevas voces femeninas que deseen unirse a esta hermandad musical. Para ella, el proceso de pasar el legado a una nueva generación es un acto de responsabilidad y amor hacia el proyecto y hacia la comunidad que las ha visto crecer. Cada presentación es una oportunidad para transmitir valores de empatía, respeto y unión a través de la música y Kata siente que, en este momento de su carrera, lo más importante es compartir esa misión con nuevas mujeres, hacer que su mensaje de amor y solidaridad perdure en el tiempo para seguir abriendo caminos y tocando corazones, demostrando que la música puede ser una herramienta de cambio, un acto de resistencia y un espacio donde todos, hombres y mujeres, pueden encontrar un lugar para sanar y unirse, siempre al compás de una melodía opita que resuena en cada rincón de Neiva y más allá.

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